CRAVAN VS CRAVAN

LA VIDA IMITA AL ARTE
Diego Lerer (Clarín)

Aunque parezca paradójico —decía Oscar Wilde—, la vida imita al arte mucho más que el arte imita a la vida". John Ford lo ponía en otros términos: "Cuando la leyenda se convierte en realidad, imprime la leyenda". Arthur Cravan podía haber usado cualquiera de estas frases para referirse a su propia vida, una mezcla confusa de leyenda y realidad, mito y performance, verdades oscuras y mentiras luminosas.

¿Arthur Cravan existió? ¿Hizo todo lo que dijo que hizo, o dicen que hizo? ¿Fue pintor, poeta, domador de camellos, encantador de serpientes, marino mercante, sobrino de Oscar Wilde y campeón europeo de box? ¿Quién sabe? Lo cierto es que de no haber existido, Cravan merecía haberlo hecho, al menos como recompensa por el ingenio reunido para contar su improbable pero fascinante historia.

Eso es lo que hace el catalán Isaki Lacuesta en Cravan vs. Cravan, la película que indaga en el mito de este personaje del surrealismo francés, que fue (¿fue?) di rector de la revista Maintenant y combatió por el título del mundo frente a Jack Johnson, entre tantas otras cosas, y que desapareció en el Golfo de México en 1918 cuando, dicen, intentaba venir a la Argentina.

La increíble historia de Cravan es rescatada y rearmada a partir de entrevistas a especialistas de su vida (verdaderos o falsos, ¿quién sabe?), unas pocas fotos, material fílmico rescatado de archivos, y la presencia de un investigador-detective en la persona del también escritor y boxeador francés Frank Nicotra quien, en escenas reconstruidas, interpreta a Cravan.

Cravan vs. Cravan es de esos filmes que mueven a la intriga, a la curiosidad. Cravan bien podría ser una suerte de Zelig (o Forrest Gump) y este documental ser tan falso como las fotos trucadas de aquellas películas. O bien, su mito podría ser un invento de colegas surrealistas como Picabia, Breton o Gide. Podemos si no creer que Cravan existió, pero que gran parte de su vida es, de hecho, una performance artística, casi un pase de magia como el que concluye este juguetón filme. O bien, estarán quienes supongan que todo lo se dice de Cravan es rigurosamente cierto.

Si es cierto, o no, es lo de menos, claro. Lo delicioso, lo delirante, lo único de este filme insólito que pone a Lacuesta en la senda del gran José Luis Guerín (en especial, de su igualmente difusa Tierra de sombras) es que nada se da nunca por sentado, y así como un testimonio contradice al siguiente (se discute si pintó o no, o los detalles de su combate por el título), todos pueden ser igualmente válidos.

Al final, cuando el filme cita a Entr'acte, clásico corto surrealista de René Clair (que, claro, también estaba inspirado en la vida de Cravan, fíjense en los guantes de box y en el falso cadáver), el espíritu lúdico parece triunfar y ganar la batalla contra el rigor documental. Wilde decía que a un hombre se lo conoce, finalmente, por lo que se dice de él. Y de Cravan hay muchas cosas fascinantes para decir.

Ver: Video Clip de la película

Ver: Entrevista al director

FICHA DE LA PELÍCULA

España, 2002, 100'

Dirección : Isaki Lacuesta

Fotografía: Gerardo Gormezano

Música: Víctor Nubla

Montaje: Domi Parra

Protagonistas: Frank Nicotra, Adelaida Perillos, Charles Hac Mor, Eduardo Arroyo, Enric Casassas, Marian Varela, María Lluïsa Borrás

Género: Documental